Me dispongo a esclarecer una de las claves vitales, únicas e
absolutamente imprescindibles para el cambio de paradigma político-social de
España. Los carentes análisis de la prensa española son incapaces de esclarecer
al 100% el porqué, hoy por hoy y justo en este espacio temporal, existe una
coalición de ciudadanos, cada vez más mayoritaria, que opta por un cambio de
régimen. Un proceso constituyente que convierta ésta clasista sociedad en una
mucho más justa, plural, cohesionada y harmónica.
Los motivos oficialistas son los de siempre, motivos que
señalan directamente al ciudadano tratando de culpabilizarlo a primera
instancia del porqué de sus protestas. Suelen resumirlo en dos puntos: crisis y
falta de liquidez. En el ideario de los mass media, la base del “cabreo” de la
sociedad se basa en el simple hecho de que la población no puede consumir.
Consumir es el fin máximo del ciudadano y un revés económico dificulta su
desarrollo consumista, limitando así el poder de actuación del consumidor –ciudadano-
que ha dejado de viajar, comprarse coches, televisiones, yates o cualquier bien
material.
La perspectiva de los mass media vuelve a ningunear las
protestas ciudadanas tratando de encasillarlas en un mero hecho económico,
justificando así que la macroeconomía se basa en subidas y bajadas y que,
simplemente, estamos viviendo una de sus bajadas. Así que paciencia y pronto volveremos
a subir. De esta forma no hay que dudar de la solidez del sistema, tampoco hay
que dudar sobre el propio capitalismo y, ni siquiera, hemos de plantear cambiar
de ‘modus operandi’, simplemente tenemos que esperar, pacientemente, a que pase
el temporal.
No me centraré en este post cuales son las demandas de la
sociedad en el cambio de régimen. Creo que todos/as las tenemos bastante
claras, aunque quizá algún día le dedique un momento de análisis, planteando
incluso algún modelo que podría ser de mi agrado personal. Hoy quiero centrarme
en porqué sucede este cambio ahora.
El principio del cambio.
Lo que la élite política española no entiende, dada su ignorancia
y su falta de interés por “nimiedades” es que el cambio de mentalidad de la
población no viene inferido de una falta de liquidez en sus cuentas corrientes.
Eso solo es el detonante, la mecha que enciende la verdadera pólvora y señores
y señoras, la dinamita es, nada más y nada menos, que Internet.
La casta, que es incapaz de entender realmente como funciona Internet. Incapaz de darle el protagonismo que en el marco político-económico
actual tiene. Considera la red de redes como un entretenimiento más, vulgar y
vano, del que nunca se han preocupado personalmente de investigar. Me atrevería
a decir que muchos ni siquiera saben utilizarla con fluidez.
Mi tesis se fundamenta en las diferentes actuaciones de la
casta, imprudentes, en las redes sociales pidiendo hasta colaboración políticade sus votantes para deslegitimizar otros partidos.¿Cómo
puede el PP madrileño pedir ayuda a la red para buscar información
incriminatoria de Podemos, teniendo en cuenta que es el partido con mayor
representación en Internet? Estupideces de la vida.
Los señores del PP nunca aprenden,
aunque no podemos pasar por alto las cagadísimas de Toni Cantó (UPYD) en
twitter, aunque hace tiempo que no nos sorprende con nada nuevo.
El Psoe no queda exento,
sobretodo su estrella Beatriz Talegón.
La tónica es general.
Internet aparece en los hogares de los españoles a finales
de la década de los 90. En el año 2000 se empieza a masificar y gran parte de
los hogares españoles empiezan a disfrutar de la red de redes, que, como toda
nueva herramienta, se utiliza a modo de experimentación. Inicialmente pensada
para el ocio y limitada, en muchos aspectos, como canal de intercomunicación personal, Internet era
simplemente un entretenimiento más. Hasta aquí la definición de Internet para
la casta.
Pero el mundo gira y gira, y como dicen los expertos, en 10
años el humano puede dominar cualquier tipo de herramienta al 100%. Los foros,
las salas de chat y en última instancia las redes sociales suponen un avance
comunicativo extraordinario que trae consigo unos importantes cambios psicológicos sobre
las personas que deberíamos empezar a valorar.
Mentalidad global
Internet ha aportado al mundo una idea antes muy difícil de
comprender y más de poner en práctica. Todos los humanos somos iguales. Como
personas podemos reírnos de cómo se cae un gato, convertirlo en viral y
convertirlo en un éxito de punta a punta del planeta. Éste simple hecho infiere
el concepto de igualdad humana: todos los humanos somos iguales, sufrimos los
mismos problemas, nos reímos con las mismas tonterías, nos interesamos por los
mismos temas y, a nivel global, queremos el bienestar común por encima de todo.
Esta mentalidad global nos permite comparar nuestras situaciones con las de otras personas en
otras partes del mundo. Una comparativa directa entre el modo de vida de
Finlandia con el de España, en el pasado, suponía desplazarte más de 3.000
kilómetros y vivir durante varios días o meses en una nueva ciudad. Hoy solo
necesitamos contactar con españoles que viven en Finlandia o con propios finlandeses.
El primer detonante del cambio de mentalidad.
La fuerza de la voz
El paradigma antiguo, propio del siglo XIX, en el que sólo
los poderosos tenían voz y voto. Donde sólo ellos podían exponer las realidades
existentes de los altos cargos, donde sólo la gente bien colocada podía conocer
información privilegiada y exponerla, asumiendo el riesgo de dar la cara
públicamente ha cambiado.
Ahora es el propio pueblo, la ciudadanía la que puede alzar
la voz, de forma colectiva o de forma global y que todo el mundo sea capaz de
comprender y asimilar sus exigencias, opiniones o pensamientos. Este mismo blog,
las diferentes páginas informativas, radios online o canales de youtube no dejan
de ser un ejemplo de ello.
Tu información o mi información?
He ahí la espada de Democles de la gran elite española. Hasta ahora, medios de comunicación mamporreros, usando un lenguaje sibilino, pasando por alto pequeños pero importantes detalles o exacerbando otros detalles de poca importancia, había conseguido que la mayoría de la población se creyera la ilusión que supone esta falsa democracia que vivimos. Sus artes oscuras del manejo de la información les conferían una posición privilegiada dentro de stablishment, llegando a pensar que forman parte de la élite, aunque nada más lejos de la realidad –pues la élite es la élite, o naces en la élite o no puedes acceder a ella, solo acercarte-.
Todo ello se ha ido al traste gracias a Internet. No solo
los grandes periódicos están absolutamente en quiebra, siendo soportados
actualmente por las infectas cantidades de dinero cedido por el gobierno en
nombre del Estado, utilizándolos como megáfono de sus campañas electorales,
sino que su formato de información está destinado a la extinción por mucho que
quieran alargar la agonía.
Internet facilita el acceso no solo a toda la prensa estatal
en cuestión de minutos, sino a toda la prensa mundial. Permitiendo al ciudadano
contrastar las informaciones emitidas por los diferentes rotativos a fin de
encontrar en ellas, no solo el error, sino la mentira. Se ha convertido hasta
en un hobby para algunos que tratan, constantemente, de desmantelar la
manipulación de la información en los medios. Permitiendo así a los ciudadanos
inmunizarse al respecto, comprender el hecho, analizarlo y llegar al origen.
Todo ello inmuniza al ciudadano de las mentiras de la casta,
mucho más evidentes gracias a la posibilidad de contrastar toda la información
que nos llega. Además ciudadanos como los caníbales podemos alzar la voz para criticar
todas las injusticias que vemos en nuestro día a día. Los hay que hasta viven
de ello. Necesitamos ahora, pues, un sistema de participación y organización
colectiva en el que Internet puede jugar un importantísimo papel, casi
imprescindible. La próxima parada será tratar de hacer llegar los medios de
información alternativos a todas aquellas personas que siguen conformándose con
las mentiras del régimen, incapaces de leer entre líneas. Solo nos queda
conquistarlos a ellos para girar la tortilla al régimen.
El Caníbal.
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