Hace tiempo que no actualizamos pero nos apetecía empezar a
retomar el hilo sobre el monográfico de "El enemigo común" de todos
los españolxs, es por eso que recomendamos la lectura de la primera y segunda parte del mismo, indispensables para la correcta comprensión de esta tercera
entrega. Este post ha sido redactado por una persona residente en Cataluña que
ha vivido el proceso independentista actual
desde sus inicios y comprende la realidad catalana, pasada y actual.
Lamentablemente muchas de las fuentes citadas en este artículo se encuentran en catalán, rogamos que comprendan que eso se escapa a nuestro control, aun así consideramos que vale la pena incluir dichas fuentes para, realmente, confirmar nuestras teorías.
Lamentablemente muchas de las fuentes citadas en este artículo se encuentran en catalán, rogamos que comprendan que eso se escapa a nuestro control, aun así consideramos que vale la pena incluir dichas fuentes para, realmente, confirmar nuestras teorías.
En tiempos de crisis: Patria
En ciertas ocasiones, tanto el Stablishment como el Estado
optan por crear un enemigo lo suficientemente grande como para mantener su
estrategia de distracción y enfrentamiento el mayor tiempo posible. A veces,
cuanto más extravagante sea el enemigo común mejor resultado ofrece, pues en
ciertas ocasiones no es necesario combatir ese enemigo sino, simplemente,
convivir con él, tenerlo a mano para poder utilizarlo siempre que resulte
necesario. Ese es el caso del problema secesionista Catalán.
Hay que subrayar el hecho de que es el propio Stablishment
quien crea ese enemigo interior y a la vez exterior, pues el proceso
soberanista catalán (por mucho que se empeñen los independentistas, ya que les
va la causa en ello) nunca ha sido un
movimiento transversal efectuado por la población sino que ha sido iniciado, promovido y enfatizado
por las fuerzas políticas del momento.
Remontémonos a los orígenes de éste conflicto: tras siete
duros años de tripartito catalán (2003-2010) formado por PSOE, ERC e IVC,
el despilfarro económico, la incapacidad del grupo para gestionar correctamente
la economía catalana e impulsarla por la vía productiva, el acomodamiento que
supuso la burbuja inmobiliaria (recordemos que Cataluña fue una de las
comunidades más afectadas por las malas praxis de la burbuja) y el descontento
generalizado en Cataluña por unas políticas de corto alcance, poco ambiciosas y
con un sospechoso tono gatopardista, en 2010 se celebran unas nuevas elecciones
en las que Convèrgencia i Unió obtiene 1.198.000 votos, sumando un total de 62
escaños, el 38.5% del parlamento según la Wikipedia.
Ante el desolado panorama en que se encontraba: una
Generalitat en la ruina, a punto de quebrar, ni un solo proyecto viable de
financiación a gran escala, ni una estructura financiera indemne por culpa de
la burbuja inmobiliaria… CiU opta por una tercera vía de gobierno: la
independencia catalana. La primera vez que Artur Mas habla sobre planes de
independencia lo hace durante su discurso de investidura del 20 de diciembre de
2010.
Su intención, en nuestra opinión, es muy clara: distraer la
atención de los diferentes casos de corrupción en el seno de CiU (como el CasoMillet), que lentamente empiezan a
aflorar y, a su vez, tapar los futuros casos que saldrían más adelante (algo
que muy astutamente previeron).
¿Por qué pensamos que lo previeron? El sistema clientelista
actual, idéntico en todas las comunidades españolas, se basa en un sistema de degoteo de riqueza al más
puro estilo neo clásico, en el que los legisladores riegan sistemáticamente un
entramado de empresas públicas y privadas, asociaciones, funcionarios, etc. vía
subvenciones o adjudicaciones de
presupuestos y/u obras públicas. Evidentemente no hace falta ser un genio para
saber que, cuando falte dinero, los que se van a quedar sin parte del pastel
van a ser los que se encuentran en la parte inferior de la pirámide. Éstos
tratarán de tirar de la manta lo máximo posible para chantajear así a sussuperiores.
Pero si se enmarca todo en un contexto
de lucha o guerra abierta entre Cataluña y el resto de España, siempre se podrá
alegar que son difamaciones para tratar de evitar “lo inevitable” [la secesión
catalana].
No podemos culpar a Artur Mas por intentarlo, es la reacción
clásica de una casta acorralada, tratar de desviar la atención y, puesto que
por aquel entonces no existía una firme oposición al Stablishment (si, nos
referimos a nuevos partidos como Podemos, Guanyem, Equo, Partido X, RED,
Ciudadanos, etc.), era necesario inventarse un nuevo enemigo común, el estado
español o, dicho de otro modo, todo el territorio de España que no forme parte
intrínsecamente de Cataluña.
Realzar el nacionalismo en Cataluña supuso un cambio
paradigmático en la forma de entender la política en nuestra tierra. De repente cuestiones tan importantes como
la aprobación de los presupuestos anuales de la Generalitat, las becas
concedidas a los estudiantes universitarios, las ayudas a los parados, las
pensiones e incluso la sanidad y la educación se instrumentalizaron para poder
utilizarse como un chantaje entre Cataluña y España en una autopista de doble
vía.
La manipulación mediática
Era todo muy sencillo: el discurso ya estaba creado, de
hecho ya habían muchos convencidos, simplemente era necesario exagerarlo hasta
llegar a todos aquellos reacios a la idea y hacerles creer que todos los males
de Cataluña eran originados por España. ¿Cómo? Pues de la forma más creativa:
simposios de “España contra Cataluña”,
una abultada subvención a la ANC por parte de la Generalitat y de otros organismos afines como TV3,
la manipulación de la historia catalana y española , la demagogia en promesas
de futuro que quedan en nada… La lista es interminable.
Solo para citar uno de los casos más impactantes: la ANC no
tiene ningún tipo de reparo en vendernos una maravillosa Cataluña donde
existirán listas abiertas o donde el sueldo mínimo interprofesional subirá
hasta los 900€, en definitiva, un país donde se pueda tomar helado de postres
todos los días. Un país de ensueño. Pero para ello deben demostrar al mundo su
poder, gritar a los cuatro vientos que realmente Cataluña quiere independizarse
de España, es entonces cuando nos encontramos con las espectaculares imágenes
del 11 de septiembre de 2013 y 2014. La vía catalana realizada en 2013, según la Generalitat, contaba con 1,6 millones de participantes, mientras que Societat Civil Catalana (SCC) contabilizaba casi 800 mil.
En 2014, la “V” de “votar” o de “victoria” reunió a 1,8 millones según la
guardia urbana, unos 500 mil según la Generalitat.
Empezamos a estar acostumbrados a los bailes de números, así
que no hace falta que entremos en detalle sobre quien tiene razón o quien no,
tomemos por válidas las cifras del
gobierno catalán. Esos 1,6 millones de catalanes independentistas no
resultan suficientes para formar mayoría, teniendo en cuenta que la población
de Cataluña supera los 7 millones de habitantes, había que hacer algo. Nuestros
amigos de la ANC se ponen en marcha una increíble campaña (increíble por
aquello de que resulta difícil de creer) en la que se solicitan 100.000
volutarios para ir puerta por puerta convenciendo a los diferentes habitantes
de Cataluña de las tremendas bondades de la independencia.
Cercanos conocidos míos sufrieron la incómoda experiencia (un servidor se
libró) en la que unos desconocidos llaman a tu puerta, con libreta en mano, con
todos tus datos civiles y tratan de argumentar el porqué de la independencia
con argumentos reciclados de los discursos de Mas y cía, increíble pero cierto.
¡Importante! La ANC os demana a todos que pongáis un cartel en vuestra escalera de vecinos con el lugar donde se ha de ir a votar. ¡Pássalo! Ahora es la hora, 9N hagamos un país nuevo #SioSi |
Curiosamente, muchas de esos argumentos a favor de la
independencia como el salario mínimo, una mayor calidad de enseñanza en las
escuelas públicas, una mayor calidad en la sanidad, etc. Son, actualmente, competencia de la Generalitat de Cataluña, dicho
de otro modo, todas las razones por lo
que deberíamos querer un país independiente se puede realizar hoy en día en el
marco político actual. Entonces, ¿Dónde está la ventaja?
Desmontando los argumentos secesionistas.
Los argumentos en defensa de la independencia catalana,
escaso en objetivismo y repletos de un sentimentalismo, a nuestro parecer,
creado, inflado y masificado por los gobiernos secesionistas se basan,
principalmente, en la –supuesta- falta de estima del resto de España hacia
Cataluña. Hacen aguas cuando cruzas las fronteras catalanas. Empecemos por
desmontar una pequeña lista de razones más comunes para postularse a favor de
la independencia, aunque, en nuestro caso, nos descubrirán las falacias del
secesionismo catalán.
“Queremos la independencia para acabar con un trato económico injusto."
Uno de los puntos más conflictivos y, a mi modo de entender,
más fáciles de desmontar. “Cataluña” (entre comillas), se queja de un excesivo
pago de impuestos respecto a otras poblaciones. Bien, eso es completamente falso, son los
ciudadanos los que pagan impuestos, no las regiones, en todo caso existirán
impuestos regionales que puedan suponer una diferencia en el
montante total de impuestos pagados por cada ciudadano, o dicho de otra forma,
si un ciudadano de Barcelona paga más impuestos que un ciudadano Sevillano
probablemente sea por un exceso de impuestos impartidos por la Generalitat de
Cataluña, quien por cierto, ha sido la
C.C.A.A. que más impuestos ha creado durante la crisis.
Por otro lado, el
pago de impuestos no puede ser proporcional al número de servicios estatales
que recibe un ciudadano, entonces directamente no servirían de nada pues
uno se financiaría su seguridad social que, a su vez, dejaría de ser social
para ser privada (algo así como una capitalización de la S.S. o las pensiones,
un pensamiento de corte extremadamente neo clàsico). En un sistema
proporcional, es normal que quien más tiene, más pague y a su vez reciba menos.
El segundo matiz al mal llamado “expolio fiscal” a Cataluña
es que en la mayoría de gráficas secesionistas se contabilizan los impuestos recaudados por personas jurídicas
establecidas en Cataluña, es decir, empresas. Es por eso que el montante total de impuestos
pagados por la “comunidad catalana” es tan elevado. Así cualquiera. Se
aprovecha la situación de que Cataluña es una de las regiones donde hay más
empresas con sede establecida para desvirtuar los números totales.
Como contrapunto, el hecho de que exista una actividad
económica tan grande en Cataluña facilita que haya un intercambio comercial con el resto de España, así pues es muy
habitual encontrar empresas que prestan sus servicios o venden su mercancía a
diferentes empresas del resto de España. Ese I.V.A. facturado por esas empresas
“exportadoras a España” se fiscaliza en Cataluña, otra trampa numérica que
engrosa la productividad catalana. Evidentemente, dichas empresas son las que
están facturando ese beneficio, pero dicho beneficio proviene, a su vez, de
beneficios obtenidos por empresas del resto de España, ergo hay un reparto de
riqueza que acaba derivando en Cataluña por el simple hecho de hay un mayor
número de empresas establecidas ahí.
En lenguaje llano, si tenemos 20 manzanas que crecen por
toda España y las llevamos a una fábrica de envasado en Cataluña, la
productividad de Cataluña subirá ya que existirá una mayor actividad
empresarial allí, pero es absolutamente dependiente de esas 20 manzanas, pues
sin ellas no hay actividad empresarial que valga.
“Queremos la independencia por el simple hecho de que así lo pueda querer una mayoría de catalanes.“
Esta es, para mí, la más divertida de todas ellas. Empezaré
a tratar la cuestión con el pasado 9N de 2014, donde se realizaron una especie
de encuesta / referéndum sobre la independencia de Cataluña. En esa encuesta /
referéndum hubo alrededor de un 70% de
abstención y casi un 30% de SiSi (Si a Cataluña como un estado y Si a
Cataluña como un estado independiente).
En un clarísimo ejemplo de falta de democracia y
transparencia con los colegios electorales plagados de propaganda secesionista
(algo terminantemente prohibido en unas elecciones vinculantes en las que
ningún partido político u opción de voto pueden realizar propaganda el día de
la votación) o con Oriol Junqueras (ERC) contando los votos cual observador anónimo,
se vendió como un triunfo de la democracia pero con la cabeza baja, entre
susurros y amenazas por parte del estado Español de perseguir judicialmente a
los propulsores y organizadores del evento (hecho que hasta hoy no ha
sucedido). Para defender ese 70% de
abstención se justificó con que la gente tenía miedo de ser arrestada o
perseguida por participar, sorprendente. Me pregunto ¿qué hubiera ocurrido si
el proceso se hubiese dado a la inversa? Pese a ese paripé del 9N, parece que
Artur Mas aún no tiene claro si la mayoría de catalanes quieren la
independencia o no.
Así pues con un 30% de población convencida (o muy convencida), el señor Artur Mas se presenta ante el pueblo catalán y nos dice que se decidirá el futuro de Cataluña como país en las próximas, mal llamadas, elecciones plebiscitarias. Paradójicamente, los gobernantes de Cataluña pretenden utilizar el mismo marco legal español en materia de votaciones (nuestra querida ley de Hont) para decidir el futuro de Cataluña, “de forma democrática”.
La democracia se basa en la compensación y limitación del
poder para que no exista un núcleo duro capaz de hacerse con todo él. Por eso
debe existir una importante separación de los poderes legislativo, ejecutivo,
judicial e informativo que competirán entre ellos y se vigilarán los unos a los
otros. Este sistema garantiza la no acumulación de poder en unas únicas manos y, por ende, evita
totalitarismos como el fascismo. Mas nos propone lo contrario.
Mas nos propone unas elecciones donde demos al poder
legislativo la capacidad de decidir sobre los demás poderes sistémicos,
pudiendo pasar por encima de ellos decretando de forma unilateral la
independencia (la conocida DUI – Declaración unilateral de independencia).
Perdonen pero no encuentro la democracia por ningún lado.
Es evidente que la estrategia está bien pensada, CiU y ERC
compiten para ser mayoría en el parlamento catalán, por lo que posiblemente o
uno , u otro, o ambos, consigan una representación lo suficientemente
importante como para justificar su declaración unilateral de independencia. Hace
unos meses lo tenian todo ganado, aunque parece que actualmente el panorama
está cambiando.
En el marco político catalán PSOE sigue muy debilitado por
el fracaso del tripartito, ICV está al borde de la desaparición, fagocitada por
un Podemos ambiguo que no se posiciona
ni a favor ni en contra de la independencia (como viene siendo habitual
últimamente), un PP absolutamente anecdótico como ha sido siempre. La sorpresa
nos la ha dado Ciutadans, capaz de darle la vuelta al panorama político catalán
pasando de 9 escaños a 23-24 según El Periodico, alcanzando virtualmente a ERC.
"Queremos la independencia para acabar con los falsos debates identitarios.”
Bueno, un absurdo más. El resto de españoles lo tienen muy
claro, los catalanes son catalanes y españoles, dudo que exista una importante
mayoría que piense que es positivo prohibir la enseñanza en catalán, es más, en
ningún momento se ha limitado la identidad catalana por parte de esta “nueva
democracia” del 78. Al contrario, se han realizado concesiones tras
concesiones.
Quienes han encendido el debate identitario han sido los
propios secesionistas, capaces de generalizar ante las afirmaciones de una
minoría fascista que, efectivamente, no respeta la identidad de Cataluña como
no respeta la del País Vasco o la de cualquier otra región, pero no dejan de
ser minoría nostálgica, en muchos casos, del fascismo franquista.
El problema es que desde Cataluña tampoco se respeta la
identidad de sus ciudadanos, de ser así no obligarían a decidir entre ser
catalanes o ser españoles, pues una enorme parte de la población catalana se
siente así, catalana y española.
Cataluña, entre otras cosas, apenas permite rotular en
castellano. La documentación legal o burocrática se realiza en catalán, así
como toda relación entre ciudadano y Generalitat. En las escuelas se enseña en
catalán y, salvo una mínima parte de la población, el conjunto de padres está
contento con el resultado. Yo mismo, hijo del bilingüismo catalán-español, no
he tenido ningún problema lingüístico más allá de alguna falta ortográfica que,
muy a mi pesar, nunca se me ha dado bien. El idioma, per se, no es ningún
símbolo identitario, existen grandes diferencias entre los dialectos chinos
pero eso no supone ningún tipo de segregación. En Suiza se habla francés,
inglés e incluso italiano y no han perdido su identidad, dicho de otro modo:
disponer de varios idiomas en una región no supone una condición sinequanon
para que haya conflictos identitarios.
"Queremos la independencia porque un estado pequeño es más sencillo de gestionar.”
Disculpen pero ante tal argumento solo me entra la risa
floja, pero no de nerviosismo, sino de incredulidad ante semejante excusa
pretenciosa, no fundamentada y desmentida a lo largo de la historia que nos
pretenden colar. Lo resumiré muy rápidamente con ejemplo sencillo:
¿Sabían que los peajes catalanes son propiedad de la
Generalitat de Cataluña, y que ésta los ha permitido, sustentado y apoyado
constantemente?
Tras los peajes, instalados mayoritariamente por Jordi Pujol
y que son propiedad de la Generalitat de Cataluña, no de España, se encuentra
la empresa Avertis, con accionistas como La Caixa, (25%), Criteria CaixaCorp
(con un 25%, CaixaCorp es un holding de empresas compuesto mayoritariamente por La Caixa),
Salvador Alemany (actual presidente y asesor de Artur Mas, ¿curioso verdad?) y Ramón Pascual Fontana (consejero de La Seda
Barcelona, curiosamente al igual que Artur Mas, ¿no les huele un poco raro
aquí?).
Extraído de la web de Abertis |
Currículum de Artur Mas extraído de la web de CiU |
Otros enlaces de interés sobre el tema:
Casualmente CiU debe más de 17 millones de euros a La Caixa que posiblemente les perdonen (como los de Kutxabank hicieron a UDC o como hicieron con el PSC y con ERC) a cambio de no sabemos qué tipo de favores, pues 17 millones de euros no se
le prestan a cualquiera y no cualquiera renunciaría a ellos. Creo que los cabos
atan por si solos, tan solo hace falta ver como los grandes nacionalistas
catalanes se negaron a quitar los peajes tras el movimiento #novullpagar que se
puso en pie allá por el 2012.
¿Cómo podemos justificar que un país más pequeño se
gestionará mejor si somos incapaces de gestionar nuestra autonomía? ¿Con que
legitimidad lo afirmamos? Somos incapaces de detener una de las cuestiones más
aberrantes impuesta por la Generalitat de Cataluña y que afectan a más
catalanes, y eso que solo somos una comunidad autónoma. ¿Qué haremos como país?
Parece evidente que éste argumento, como tantos otros, cae por su propio peso.
Los verdades aspectos económicos de la secesión.
Para acabar, nos gustaría exponer en unas pinceladas lo que
está suponiendo, verdaderamente, para Cataluña el experimento de la secesión.
En 2010 Cataluña disponía de casi 5 millones de euros en inversión extranjera
(concretamente 4,825) con una deuda de 34.697 millones de euros (evidentemente,
una deuda contraída en su mayor parte con España). En 2014 la inversión
extranjera ha disminuido hasta 1.094 Millones de euros, casi un 75% en 4 años
según el Ministerio de Economía y Competitividad. Además su deuda ha aumentado
hasta 57.146 millones de euros.
Uno de los principales motivos ha sido la inestabilidad
política de la zona, sumado además al hecho de que muchas empresas con sede
catalana se han trasladado a Madrid o bien por motivos económicos o bien por
motivos ideológicos. Estas son las cifras de una Cataluña aún sin independizar,
cifras que no acompañan a la confianza ni interna ni externa de la región.
Fuentes al respecto:
Fuentes al respecto: