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viernes, 5 de septiembre de 2014

El enemigo común II. El terrorismo de E.T.A.

Desde Canibalismo Político queremos tratar algo profundamente la cuestión terrorista en España. Reconocemos, desde un inicio, que el terrorismo es una actitud deleznable. Asesinar gente inocente, independientemente de su estatus social o pensamiento político es repugnante, cruel e injustificable. Desde Canibalismo Político condenamos todas las acciones terroristas de E.T.A., hechas o por hacer, y nos oponemos estrictamente a todo tipo de violencia, tanto estatal como por parte de grupos armados. Además consideramos que la verdadera izquierda no hace uso de la violencia –una actitud pueril más cercana a la rancia derecha- sino que opta por una postura dialogante y democrática. En Canibalismo Político trataremos de realizar un importante esfuerzo semántico para tratar de no dañar la sensibilidad de ningún lector en los subsiguientes posts.  Hecha esta pequeña aclaración que, recomendamos, nunca perder de vista u olvidar dicho comentario, iniciamos pues nuestra tesis sobre el terrorismo en España.

En el anterior post hablamos sobre la necesidad del stablishment de construir un enemigo común en pro de la unificación de las diferentes facciones que conforman una sociedad multicultural como la nuestra.  Nos alejaremos de teorías conspirativas sobre la creación de E.T.A. por parte de grupos de inteligencia como la C.I.A. –que las hay- y nos basaremos en simples “versiones oficiales”.



¿Qué es el terrorismo?

Después de la Revolución Francesa de 1798 se inicia una desoladora época bautizada, por su crudeza, como "El Terror" (1793-1794). Ejecuciones y juicios de valor realizados por un paranoico Estado francés que asesinaba a ciudadanos sospechosos de ser contra-revolucionarios. Nace ahí la palabra “Terrorismo”. Así pues, originariamente, terrorismo significaba el empleo de la violencia por parte del Estado para conseguir sus fines político/sociales.

Con el paso del tiempo apareció una segunda definición del término. El stablishment, contento con el nuevo concepto, deicidio deshacerse de él y lo extrapoló a grupos violentos anti-estatales o, dicho de otra forma, que utilizan la violencia en contra del Estado para conseguir sus fines político/sociales individuales. Así, la violencia se utiliza como forma de presión para hacer escuchar sus exigencias. Con el nazismo, los alemanes atribuían el término terrorista a todo aquel que se opusiera a sus exigencias o intereses.

Hoy en día terrorismo se atribuye a la realización de actos –normalmente violentos- para influir terror en un sector concreto de la ciudadanía o en todo su conjunto, para tratar de obtener unos fines político/sociales concretos por parte de los ejecutantes de dichas acciones. 

Podemos observar, pues, como una palabra tan utilizada por los mass media hoy en día dispone de definiciones tan dispares y, a la vez, mutantes. Que no se extrañe nuestro querido lector si en pocos años la definición variará de nuevo, de ser así –y apostamos fuertemente por ello- nos demostraría la vacuidad del término y, apuntalaría, nuestra primera tesis: el término terrorismo es utilizado con fines políticos para conseguir generar un sentimiento de repudia –justificado o no, en función del contexto- por parte de la sociedad, permitiendo, así, introducir ciertas ideas a su favor o en su contra.

Es importante que subrayemos que el terrorismo depende linealmente del Estado, pues sin estado no existe terrorismo, en cualquier caso nos encontraríamos ante altercados, grupos violentos, conflictos entre grupos, etc. pero no ante un grupo terrorista. Los principales motivos de la existencia del terrorismo son, principalmente, tres:

  • Creencias religiosas, políticas o económicas opuestas al Estado.
  • Sublevaciones en contra de regímenes contrarios a la ideología del grupo (pudiendo hablar de terrorismo “libertador” o terrorismo “opresor”).
  • Imposición de dogmas o creencias mediante la violencia.

La actitud hacia las acciones terroristas se pueden discernir en tres comportamientos principales muy bien argumentados en el blog de Terrorismo Internacional

CONTEXTUALIZACIÓN: E.T.A y sus inicios.

La organización terrorista E.T.A. (Euskadi Ta Askatasuna, que en vasco significa algo así como Euskadi y Libertad) nace el 1958 bajo la dictadura franquista. En su inicio se conforma como grupo en contra de la dictadura franquista, se proclama nacionalista vasca, independentista, de la Izquierda Abertzale, socialista y revolucionaria. Busca primordialmente la independencia de Euskal Herria .

 Originalmente recibió un importante apoyo de la población vasca al considerarla como una organización más opuesta al régimen. Sus primeros actos eran inofensivos: pintadas, carteles, etc. Pero con el tiempo se radicalizaron optando por la violencia activa. Su principio acción-represión-acción simboliza su modus operandi. Es decir, se realizaban acciones de poco calado que eran brutalmente reprimidas, ante la represión franquista E.T.A. devolvía el golpe con la misma intensidad. Eso generó una escala de violencia por parte del Estado y de E.T.A. que aumentó de forma exponencial.

Con la llegada de la “democracia” E.T.A. se posiciona en su contra, la considera un régimen calcado al franquista que no defiende los intereses vascos, siendo así, un simple lavado de cara. Es entonces cuando sus actuaciones se vieron deslegitimizadas y la organización empezó a fracturarse en dos pensamientos principales, los que pretendían formar un partido político fuerte (E.T.A. político-militar , que fundó Euskal Iraultzarako Alderdia ) y los que optaron por continuar por la vía de la violencia como único fin (E.T.A. militar). El resto de la historia, larga y compleja, la podéis encontrar en este descafeinado podcasts en ivoox, así que no basaremos el post en su historia, si en sus actuaciones y consecuencias. Sobre todo a sabiendas de que hay mucha información por internet.

CONTEXTUALIZACIÓN: E.T.A y sus actos.

E.T.A. principalmente basa sus actuaciones en cuatro metodologías:
  1. Atentados: coches o mochilas bomba, disparos a bocajarro (o tiro en la nuca).
  2. Amenazas: vía anónimos, pintadas, carteles, etc.
  3. La extorsión: un chantaje directo a la población o a ciertos empresarios que exigía el cobro de un “impuesto revolucionario” que directamente alimentaba las arcas de la organización.
  4. El secuestro: utilizado para obtener información o rescates económicos.


En total E.T.A. ha asesinado, mediante estos métodos, a 829, de los cuales 486 personas eran policías o integrantes de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado del estado y 343 eran civiles. Descansen en paz. Todo eso durante los años 1968 al 2010. Los más conocidos de todos ellos furon: el asesinato del almirante Luís Carrero Blanco, presidente del gobierno durante la dictadura franquista  y el atentado en el Hipercor de Barcelona.

Fuente: WIKIPEDIA


CONTEXTUALIZACIÓN: La violencia del Estado.

Durante la dictadura franquista la represión a grupos revolucionarios que operasen contra el régimen militar eran sofocados con una represión brutal. Uno de los casos más famosos fue el del Juicio de Burgos. Aunque no nos centraremos en la violencia estatal franquista (pues tenemos pensado hacer algún tipo de monográfico al respecto), tenemos que confesar que era dicha violencia, dicha represión, la que en sus inicios legitimó a E.T.A. e impulso su origen violento. Posiblemente con una forma de resolver los conflictos más diplomática la escalada de violencia no se hubiese incrementado hasta límites inaceptables (entre los años 1978 y 1980 E.T.A. llegó a matar a 244 personas). Recordamos que Canibalismo político no justifica la violencia en ningún caso.

Durante y después de la transición (entre 195 y 1980) apareció la llamada guerra sucia conta E.T.A. Grupos derechistas como el Batallón Vasco Español (BVE), Alianza Apostólica Anticomunista (AAA),  Antiterrorismo ETA (ATE) y otros combatieron directamente contra ETA. Era una forma “limpia” –ante la opinión pública- con la que el Estado podía combatir ETA sin tener que implicarse directamente. Su máximo exponente fueron los GAL: Grupos Antiterroristas de Liberación, que resultó tener unas fuertes implicaciones y vínculos políticos con el PSOE. Más adelante ya realizaremos un monográfico sobre los GAL en Canibalismo Político. Consideren este comentario como una mera nota informativa.

Las torturas a los presos de ETA, considerados a sí mismos como presos políticos (dudosa afirmación que, para no entrar en valoraciones, no diseccionaremos. Quizá el lector debería reflexionar al respecto), empezaron a ser algo habitual. Casos sonados como el ´caso Zabalza´. La web nabarralde tiene un interesante post sobre todos los abusos policiales cometidos por el Estado: asesinato de detenidos, inocentes, palizas, torturas, absusos sexuales… Todo ello, sobre todo durante la transición democrática, otorgaba cierta credibilidad a ETA. Hablamos pues de unos movimientos no demasiado inteligentes por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que se dejaron llevar por la emoción dejando a un lado la profesionalidad que se le exige. Discúlpennos por este último juicio de valor.

El enemigo común. La guerra contra el terrorismo.

Comprendida ya la historia de ETA, dejémonos de contextualizar la situación y entremos en materia. Los diferentes golpes de ETA contra el Estado Español, por su modus operandi, siempre han significado un importante impacto psicológico a la población española. En cierta medida es comprensible que así sea pues es una de las intencionalidades de ETA: generar un importante impacto en la sociedad para que no olvide que la “cuestión vasca” sigue vigente, que no es algo que se haya quedado atrás.

Como contrapunto también ensalza al Estado. El stablishment se beneficia copiosamente del terrorismo por el simple hecho de que la mayoría de la población lo repele: “El terrorismo es malo, hay que acabar con él (lógica aplastante a más no poder). El único que tiene el poder de acabar con el terrorismo es el Estado”. Bueno, la cosa ahora cambia claramente, pues no solo el Estado puede acabar con el terrorismo, la ciudadanía también puede. La ciudadanía, en vez de elegir señalar a guardias civiles por las calles de Euskal Herria podría haber señalado a etarras, podría haberlos arrastrado a una humillación pública como hicieron con muchos funcionarios vascos y españoles.

No estamos juzgando la decisión del pueblo vasco, lamentablemente contamos con pocos testigos de la situación, de posturas imparciales y experiencias personales en el conflicto nacional vasco. Sólo nos dedicamos a constatar un hecho narrado por agentes de los cuerpos de seguridad destinados en el País Vasco en la época del auge etarra. Pero no desvariemos.

El Estado obtiene un rédito político/social en la lucha contra el terrorismo. Nada parece tener importancia mientras se luche contra el terrorismo, ¿Quién se va a quejar de unos recortes si el Estado está salvando vidas día a día en la lucha contra el terrorismo? ¿Quién va a culpabilizar de sus errores de gestión mientras encarcelan asesinos? Eso son nimiedades para una sociedad preocupada por su supervivencia.

E.T.A. beneficia al Estado

Por definición el Estado es el único beneficiario del terrorismo. Analicémoslo:
  1. Las víctimas evidentemente no ganan nada con ello, tan solo pierden.
  2. La población que no es una víctima directa de los atentados se ve invadida de miedo y pavor mientras suplica una solución al papá Estado.
  3. Los terroristas tan solo arriesgan su vida y su libertad en una lucha que siempre perderán –por la sencilla razón de que, en el peor de los casos, el Estado es capaz de generar una lucha por desgaste: carne picada que evidentemente va a ganar porque dispone del presupuesto necesario para ello. Una cruel pero eficaz estrategia-.
  4. Los simpatizantes de la causa sin ser terroristas -en este caso la Izquierda Abertzale- ven manchados sus ideales por la sangre de las víctimas, deslegitimizándolos. La causa independentista vasca, por mucho que a más de uno le duela escucharlo, se ha visto imposibilitada por la banda etarra. Podemos ver como el independentismo catalán hoy coge fuerzas y avanza a pasos agigantados ante el independentismo vasco.

Así pues, resulta evidente que el único beneficiario es el Estado. Él recibe un enemigo común, le posibilita generar una cohesión social orientada a un problema concreto. Le permite tener un enemigo concreto y abstracto a su vez, un ente mutante como una organización criminal que a su vez defiende un ideario muy concreto que trabaja en contra del Estado, como es el independentismo, y contra el stablishment, como es el socialismo y la extrema izquierda. Así mismo le permite encasillar a todas las organizaciones no violentas con un ideario similar de independentismo o extrema izquierda en una postura intransigente, vinculándolas directamente con ETA como últimamente hace la derecha con Podemos. Le permite unas cotas extraordinarias de populismo apoyándose en las víctimas.


Esta escena –clave a mi parecer- de la película El Lobo deMiguel Courtois (2004) se nos explica con palabras llanas por qué no interesó en su día acabar con E.T.A. Extrapolémoslo a un contexto actual (diez años despúes del film -2014-). ¿Ha cambiado algo? ¿Los intereses del Estado han cambiado al respecto? ¿Qué nos hace pensar que los motivos expuestos por el personaje de José Coronado no siguen vigentes? Desde nuestro punto de vista su argumentación del porque mantener a ETA con vida sigue siendo válido.

En el año 2000 se crea el Acuerdo por las Libertades ycontra el Terrorismo impulsado por las dos grandes fuerzas políticas: PP y PSOE, en base de la argumentación de que, para la lucha contra el terrorismo, se requiere una “fuerza democrática” lo “suficientemente representativa” como para combatirlo. Dicho de otro modo, la lucha contra el terrorismo solo la puede realizar PP y PSOE al tratarse de los partidos mayoritarios. Su, aparentemente, bien intencionado pacto lo que oculta es un afán de populismo desmesurado, unas ganas enormes de ponerse medallitas y lo que, en un futuro, se convertirá en una batalla entre PP y PSOE arrancándose los ojos y jurando y perjurando que el otro ha roto el pacto antiterrorista y, por lo tanto, apoya a ETA. Una nueva estrategia para generar un campo de batalla donde ambos partidos puedan lucirse y representar, una vez más,  la pantomima de la democracia. Para nosotros no es necesario formular un pacto de lucha antiterrorista en la que unos lideran y otros apoyan ciegamente, consideramos que todo partido político realmente democrático debe condenar el terrorismo y hacer lo posible para librarse de esa lacra, no simplemente asentir y subordinarse.


Los populismos ejecutados por los diferentes partidos políticos se encuentran en pocos minutos tirando de hemeroteca. Hace más bien poco (en enero 2014) el PP unifica dos eventos, inicialmente ajenos entre sí, en uno: un acto por las víctimas del terrorismo junto a un acto anti-secesionista catalán. Esperemos que el lector sepa hacer el juego de ideas que pretende inculcar el PP, vinculando el secesionismo catalán con el secesionismo vasco plagado de violencia, aunque la prensa comprada de El País nos diga lo contrario podemos suponer –pues somos lo suficientemente inteligentes- de que no se trata de una coincidencia. Para más inri la presidenta de la fundación de víctimas del terrorismo está fuertemente vinculada con el PP, ya que forma parte de él.

Por su contra, el partido socialista no se queda corto. No solo tuvieron los cojones de crear, financiar y operar a través del GAL sino que, años después de la caída de Bidart llega “el de las chaquetas de pana” y nos cuenta una fantasiosa historia en la que expresa, textualmente, que «Tuve que decidir si se volaba a la cúpula de ETA. Dije no. Y no sé si hice lo correcto». Es decir, este hombre nos dice textualmente que tuvo la oportunidad de acabar con ETA y decidió no hacerlo, basándose en el pretexto de que la operación se realizaba en Francia y eso podría acarrear problemas diplomáticos. Así de incongruente nos lo narra:

No se trataba de unas operaciones ordinarias de la lucha contra el terrorismo: nuestra gente había detectado -no digo quiénes- el lugar y el día de una reunión de la cúpula de ETA en el sur de Francia. De toda la dirección. Operación que llevaban siguiendo mucho tiempo. Se localiza lugar y día, pero la posibilidad que teníamos de detenerlos era cero, estaban fuera de nuestro territorio […]En aquel momento solo cabía la posibilidad de volarlos a todos juntos en la casa en la que se iban a reunir. Ni te cuento las implicaciones que tenía actuar en territorio francés, no te explico toda la literatura, pero el hecho descarnado era: existe la posibilidad de volarlos a todos y descabezarlos. La decisión es sí o no. Lo simplifico, dije: no. FUENTE

Francamente, solo puedo extrapolar una única conclusión de estas declaraciones y es un afán de protagonismo macabro por parte de Felipe González. Algo ridículo, paupérrimo, bochornoso. Evidentemente no esclarece que consecuencias o implicaciones tendría actuar en territorio francés en la época, pero ya os respondo yo, unas consecuencias aceptables, asumibles, por un país que ha vivido el horror del terrorismo durante más de medio siglo. Sanciones económicas, cortes de inversión, negativa a importación de productos españoles, contrapartidas económicas… ninguna de estas posibles consecuencias resultan un impedimento moral para acabar con el asesinato lento y exhaustivo de una parte de la población española así como la degradación y ninguneo de los idearios nacionalistas vascos manchados con sangre de las manos de ETA.

Sigamos jugando al ping pong. Otro claro ejemplo de los intereses ocultos del stablishment en el terrorismo de ETA es el enorme, desproporcionado y extremadamente lucroso negocio de la seguridad. Hace relativamente poco apareció una noticia en la que Xavier Arzallus daba a entender que existían intereses privados en la seguridad de los amenazados por ETA. Creo que no hará falta realizar ninguna explicación más que la que nos ofrece Arzallus, podemos cuestionar su veracidad pero no deja de ser curioso y podemos inferior la misma conclusión si analizamos más fuentes de información. Extraigo textualmente de la noticia:

Lo que venía a decir el dirigente del PNV era, claramente, que se buscaba mantener en lo que él consideraba un número insuficiente a la policía autonómica, de forma que la seguridad de los amenazados por ETA tuviera que recaer en las compañías de seguridad que ofrecían servicio de escoltas.., y que en ese negocio los dirigentes del PP tenían intereses. Rajoy entonces era el ministro de Interior. FUENTE

Entonces, podríamos decir que España ha tratado, por todas las vías, acabar con ETA y, por lo pronto, aún no lo ha conseguido: ha tratado de acabar con ella a base de reducir e ilegalizar sus brazos políticos, ha tratado de acabar con ella con presión militar (véase la guerra sucia contra ETA o situaciones como las descritas por Felipe González), y también ha tratado de dialogar con ella sin conseguir nada. Es comprensible que dentro del ideario español se crea que ETA ha ganado la guerra contra los españoles.


E.T.A Beneficia al estado: Elecciones

Vayamos más allá y analicemos hipótesis que pondrían la piel de gallina a más de uno. En 1995 ETA intenta asesinar a José María Aznar con un método ya utilizado con anterioridad, el de Carrero Blanco. El modus operandi es francamente similar al de Carrero Blanco a excepción del sistema de detonación de la bomba, muchísimo más precario que las que habían utilizado con anterioridad dado los inhibidores de frecuencia del Audi de Aznar. Lo sorprendente no es que fallaran el tiro, lo sorprendente es que no lo remataran. La actitud impune de ETA asesinando pocas veces ha dejado tan solo heridos, suelen acabar los trabajos. Me pregunto qué hubiera pasado si Jose María Aznar no hubiese salido ileso de su coche, evidentemente no habría sido elegido como presidente tan solo 11 meses después, rompiendo así con la racha de 14 años de gobierno del PSOE que ya habían dejado atrás al fantasma del franquismo asociado al PP.

Al Qaeda se atribuye la masacre, pero Interior sigue señalando a ETA

8 años de gobierno “popular” dieron paso a las elecciones del 2004. Todos recordaremos lo que sucedió ese fatídico 11 de marzo de 2004. El mayor atentado terrorista realizado en España justo antes de unas elecciones. No lanzaremos la pelota de “fue ETA” aunque existan algunos sectores de la población que así lo crean, y tampoco daremos cobijo a teorías conspirativas sobre cómo el PSOE simuló que fue un ataque realizado por ETA para confundir y deslegitimizar al gobierno del PP –aunque hayan interesantes artículos que así lo constaten-. Así pues, Zapatero resulta ganador de las elecciones y tan solo un par de años después nos brinda declaraciones de este calibre

Los ciudadanos de Euskadi disfrutan del mayor autogobierno que han tenido nunca en su historia con el Estatuto de Gernika […] Desgraciadamente ha persistido la violencia, la coacción y el terror. Tenemos la oportunidad de poner fin a esa situación, y desde los principios del pasado, desde los principios democráticos, les digo que el Gobierno respetará las decisiones de los ciudadanos vascos que adopten libremente, respetando las normas y procedimientos legales, los métodos democráticos, los derechos y libertades de los ciudadanos, y en ausencia de todo tipo de violencia y coacción.

Resulta interesante analizar cómo en la oposición cada partido político –rojo o azul- se opone tajantemente a cualquier tipo de negociación y en el poder el discurso se invierte. Es curioso cómo, después del atentado del 11-M ETA no vuelve a actuar en 3 años. De cómo ésta solo actúa justo en momentos cruciales antes de las elecciones: en 2008 ETA asesina a un ex concejal socialista (Isaías Carrasco) justo el día antes de las elecciones. Tras ese atentado vuelve a salir elegido el PSOE.

Si podemos deducir que ETA, en cierta medida, ha ayudado al Estado colocando y descolocando diferentes gobiernos con los que ha jugado a todos los juegos de manos: violencia fortuita, negociación, acercamiento de presos, liberación de presos… los dos partidos políticos mayoritarios han jugado a ese tejemaneje durante sus gobiernos. ¿Por qué no podemos pensar que el gobierno también ayuda a ETA a cambio? Parece difícil de creer pero existen ciertos indicios que parecen apuntar a esa idea.

El caso Faisán sucede en 21 de junio de 2006. Tanto la policía francesa como la española pretenden desarticular una trama de extorsión realizada por ETA en pro del cobro de su “impuesto revolucionario”. Por lo visto un/unos policía/s habrían informado de una redada contra ETA en el bar Faisán, alertando así de su realización y por lo tanto enviando al traste toda la operación.

Según la investigación interna del comisario Carlos Germán, llevada a cabo a instancias de Grande-Marlaska, había tres implicados: el inspector de Vitoria José María Ballesteros -que entró supuestamente en el Faisán y pasó el móvil a Elosua-; el jefe superior de Policía del País Vasco, Enrique Pamies -quien presuntamente hablaba al otro lado de la línea telefónica-; y el director general de la Policía, Víctor Hidalgo. FUENTE 

Para conocer realmente la profundidad de las implicaciones de éste caso recomiendo la escucha de un podcast de El Vórtice donde desarrollan todo el caso.

Resulta muy, muy grave que fuentes policiales informen a terroristas de ETA -para su bien-. Contradice toda lógica existente si lo enmarcamos en un contexto racional de todo ciudadano, pero si lo extrapolamos y lo unimos a la idea de que ETA favorece en cierta medida al Estado y al stablishment manteniéndose como enemigo común de todos los españoles y perpetuando una cohesión social global, la idea ya no es tan descabellada. Analicemos algunos textos más:

El Gobierno hizo todo lo posible por frenar las detenciones de etarras durante el último proceso de paz con la banda terrorista. Las actas de la negociación redactadas por los propios etarras así lo recogen, según las propias explicaciones ofrecidas por los enviados del Gobierno en la reunión que mantuvieron con ETA el 22 de junio de2006. […] Los terroristas recogen también en sus actas que las explicaciones del Gobierno sobre la dificultad de trabajar en Francia para frenar las operaciones policiales por la buena relación de el presidente Nicolas Sarkozy con el Partido Popular. Y concluyen los negocidores gubernamentales: “No es voluntad del Gobierno realizar arrestos, es decir, tirar piedras sobre su tejado”. FUENTE 

O yo me he perdido algo o ésta última declaración –tirar piedras sobre su tejado- constituye un delito de encubrimiento de banda armada. ¿Podemos, entonces, inferir que las detenciones de terroristas etarras perjudican al gobierno? Según nuestra tesis expuesta anteriormente así sería. Pero no nos quedemos en lo superficial, vayamos al trasfondo de la cuestión y valoremos a nivel global la existencia de ETA como organización terrorista.


¿Le merece la pena a ETA seguir existiendo? NO

 La respuesta es evidente: no. A ETA no le sirve de nada su antigua estrategia de crear terror y destrucción allí por donde pase, primero porque el mayor atentado realizado en España ha sido ejecutado por grupos terroristas ajenos a ETA (al menos oficialmente), de manera que para generar impacto ETA debería realizar atentados de mayor magnitud (superarse a sí misma y a Al Qaeda) y para ello necesita una estructura financiera, armamentística y humana que hoy por hoy parece no tener. Ni siquiera acercarse.

Segundo porque el 11-M cambió el paradigma del terrorismo en España, que hasta ahora había sido azotada exclusivamente por terrorismo interno. Eso significa que bajo la percepción de los españoles hoy por hoy cualquier grupo extremista, por ejemplo ISIS, podría atacar en cualquier parte del mundo, descentralizando así la violencia. ¿Cómo se va a “prestar atención” al terrorismo local cuando existen organizaciones el doble de poderosas que actúan internacionalmente? ¿Qué tipo de credibilidad tienen los grupos locales contra los internacionales? Poca o más bien nula.

Tercero porque los atentados de ETA no sirven absolutamente para nada, nunca conseguirán sus fines políticos con la violencia. El ejemplo pragmático lo tenemos con el secesionismo catalán que avanza a pasos agigantados respecto al secesionismo vasco sin necesidad de utilizar la fuerza ni la violencia. Además, hoy por hoy, en un mundo globalizado, la imagen internacional es sumamente importante ya que de ella depende la financiación extranjera –fundamental para un país en aras de desarrollo o de reciente creación-. Por no hablar del sistema de fronteras que día a día se diluye más y deja de tener aquel peso y aquella importancia que se tuvo en el pasado.

Cuarto. Las formas de actuar y reivindicar de ETA no hacen nada más que deslegitimizar un -hipotético- proceso soberanista vasco constituyente de forma democrática. Se interpretaría como una concesión a los asesinos, como si la fuerza venciera ante la democracia y ningún partido político sea de la índole que sea permitiría semejante barbarie. No porque sea inmoral o éticamente reprobable, sino porque sería un suicidio político inmediato que ningún partido estaría dispuesto a sufrir.

Y por último, la crisis financiera impide una fuerte expansión del territorio vasco independiente (de la misma forma que el catalán) limitando su alcance. Una táctica política muy primaria y básica es la de despertar el sentimiento nacionalista en épocas de crisis o “vacas flacas”, lo podemos observar hoy en día con el secesionismo catalán, pero es algo que no hemos podido identificar abiertamente en el secesionismo vasco.


¿Entonces? ¿Por qué se mantiene ETA con vida? Desde los diferentes gobiernos y, concretamente, desde 2008 se nos viene diciendo que ETA está prácticamente inoperativa y no tiene capacidad de realizar ningún acto terrorista. De ser eso cierto sería el momento idóneo para cortar su financiación y tratar de desmantelar toda la organización, pero en vez de eso se avisa a los integrantes de ETA para que eviten las redadas como en el caso Faisán. Parece bastante evidente que existen ciertas conexiones entre ETA-Estado-Stablishment que no se han contado públicamente y que la población debería empezar a tomar consciencia de ello. 

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